lunes, 10 de mayo de 2010
Celebración de la voz humana- Eduardo Galeano
Los indios shuar, los llamados jíbaros, cortan la cabeza del vencido. La cortan y la reducen, hasta que cabe en un puño, para que el vencido no resucite. Pero el vencido no está del todo vencido hasta que le cierran la boca. Por eso le cosen los labios con una fibra que jamás se pudre.
sábado, 8 de mayo de 2010
donde están
Sóla en el viento, revolcándose entre esperanzas y sueños rotos. Se levanta, y sale de su refugio a correr por su libertad, mientras sin saberlo destroza poco a poco su única salida hacia ella. No tenía un punto de vista, ni sentimientos definidos. No tenía salud ni estaba enferma, no sabía leer y escribir, pero no era analfabeta. Lo único que deseaba era correr, como si el tiempo fuera algo inexistente, como si los días no pasaran, corrió hacia el sur, norte, hacia sus sentimientos que no encontraba, o quizás, hacia algún lugar que no conocía. Quería saber, quería sentir, quería el amor, la paz, el odio. Al fin y al cabo quería salir de esa jaula en la que vivía.
Entonces corrió, y saltó hacia la deriva. No encontró lo que buscaba, tan sólo se aproximó por un minuto a su respuesta, a su salida. Una aproximación que acabó en sesenta segundos que para ella duraron años. Una eternidad. Disfrutó cada uno de esos segundos.
Conoció lo que buscaba: la felicidad, el odio, el amor. Ya no le importaba si no los volvería a sentir, al menos sabía que existían.
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