Sueña un sueño despacito, entre mi manos, hasta que por la ventana suba el sol.

Capítulo VII- El Principito

No se debe nunca escuchar a las flores. Sólo se las debe contemplar y oler. La mía perfumaba mi planeta, pero yo no era capaz de alegrarme de ello.

domingo, 3 de mayo de 2009


Perfume al filo del dolor, así, invisible. Licor venéreo del amor que está en las pieles, sedas de sedas que guarda nombres en tu corazón.

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